lunes, 24 de octubre de 2011

¡Lo hice, lo hice... corrí 10K!


 Ayer domingo tuve el privilegio de representar a mi iglesia en la caminata CROP WALK (www.cropwalk.com). Esta es una caminata auspiciada por el Church World Service para eliminar el hambre en el mundo. En esta caminata se participa teniendo gente auspiciando económicamente a cada persona que caminando con una promesa monetaria.

Yo tuve la bendición de contar con un excelente equipo de personas que recaudaron fondos para que yo caminar. El único problema es que yo caminaría sola. Créanme que el hecho de caminar sola me afectó al punto de que me hizo dudar si yo podía o no hacer la caminata y terminarla.



La caminata era de 10K de distancia, o sea, 6.2 millas. Hay 5 check points y en cada uno de ellos se debe colectar inciales o una ¨ponchada¨ en una tarjeta que indicaría que se completó esa parte. Al llegar a la meta final, la tarjeta se entrega para verificiación. Recuerdo muy bien el año pasado, después de haber pasado el check point #4, yo estaba demasiado cansada y no veía el final del asunto. Me dolían las piernas muchísimo, pero mi orgullo me hacía continuar hasta llegar a la meta. Ese recuerdo se quedó conmigo en mi memoria y por eso se me hacía super difícil pensar que me sería posible completar la caminata solita... sin nadie más que me hiciera compañia y me distrajera la mente en conversación mientras se completaba el largo trayecto.



Este año, mi plan de acción fué diferente, y mi desición una contundente. Al miedo, pecho... y seguí pa´lante. Tomé la decisión de hacer la caminata corriendo en vez de caminando. Siempre he sabido que caminar me duele más en las piernas que correr, sin embargo yo no soy una corredora de grandes distancias. Regularmente corro hasta dos millas o dos millas y media, de dos a tres veces por semana.

Llegó el día y para mi sorpresa, pude correr con una gran facilidad. No me dolia nada y todo lo pude hacer tan bien. Estoy super feliz y le doy gracias a Dios por ayudarme a mantener mi mente positiva. Creo fielmente que el haber tenido gente que me animara hizo la gran diferencia. Dios me permitió aprender grandes lecciones en este evento. En primer lugar, una vez más vi el resultado positivo de tener una mente positiva. En segundo lugar, luego de haber estado tan asustada, y de tener tantas dudas en algunos momentos, aprendí que quien quiere puede. Entre el grupo de gente que caminó de otras iglesias había una señora no vidente, caminando con su bastón para guiarse. ¡Qué gran ejemplo de valentía y determinación! Finalmente hasta recientes años representando nuestra iglesia esa caminata la estaba haciendo un par de viejitas bastante avanzadas en edad. Y yo tanto que me quejé en algún momento... y si ellas podía, ¿por qué yo no?

Hoy tengo un poquito de dolor en los músculos, algo mínimo... pero la emoción, ahhhh la emoción de haber corrido un 10K no tiene comparación. ¡Sí se puede!